El mapa de sedes posibles para los Juegos Olímpicos de Invierno se está reduciendo drásticamente: de las 93 localidades que actualmente son aptas para acogerlos, se estima que solo 52 podrán hacerlo en la década de 2050, y esta cifra descenderá a 46 en la de 2080, si las emisiones de gases de efecto invernadero se mantienen en los niveles previstos.

Si las emisiones aumentan, las opciones serán aún menores.

Un estudio encargado por el Comité Olímpico Internacional (COI) sobre el impacto del cambio climático en los “Juegos Blancos” advierte que el evento necesitará “adaptarse continuamente” para poder “mantenerse como una celebración global del deporte”, aunque con un “número reducido de posibles sedes”.

El COI ha presentado los resultados del estudio en paralelo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebra en Bakú, enfocada en la financiación para reducir drásticamente las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

Este estudio coincide con el centenario de los Juegos de Invierno, que se celebraron por primera vez en 1924 en Chamonix, Francia. Realizado por los investigadores Robert Steiger, de la Universidad de Innsbruck, y Daniel Scott, de la Universidad de Waterloo, el informe evalúa la “fiabilidad climática” de 93 localidades en zonas montañosas, que han sido sede olímpica o donde se han realizado competiciones internacionales de esquí.

Las condiciones climáticas extremas pueden impactar tanto la preparación como el desarrollo de los Juegos Olímpicos de Invierno, causando cancelaciones de eventos, alterando resultados (la nieve más blanda es más lenta), reduciendo la seguridad (debido a la baja visibilidad), dificultando el transporte y generando incomodidades para los espectadores, según el informe.

Entre las 21 localidades que ya han sido sede de los Juegos Olímpicos de Invierno, solo entre 10 y 13 podrían albergar el evento en la década de 2050, y entre 8 y 12 en la de 2080, dependiendo de los niveles de emisiones.