
Después de arrasar en los Grammy, Kendrick Lamar demostró una vez más que ningún escenario le queda grande. Ayer hizo historia al convertirse en el primer rapero en solitario en protagonizar el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl, uno de los eventos más vistos del mundo. Desde el Caesars Superdome en Nueva Orleans, Lamar llevó a la audiencia global en un recorrido por Compton, la ciudad que lo vio crecer y que lo convirtió en una de las voces más influyentes del hip hop actual.
Más allá de su impactante presentación, la noche fue el escenario perfecto para cerrar su polémica con Drake. Durante su actuación, Lamar dejó claro que la disputa con el rapero canadiense había llegado a su punto culminante. “Quiero cantar su canción favorita, pero saben que le encanta demandar”, lanzó antes de interpretar “Not Like Us”, el éxito que ganó los premios a Mejor Canción y Grabación del Año en los Grammy.
El tema, lanzado en mayo de 2024, se convirtió en un fenómeno cultural, dominando las listas de éxitos durante 38 semanas y siendo el más reproducido en Apple Music. La polémica con Drake escaló hasta los tribunales en enero, cuando el canadiense demandó a Universal, disquera de ambos artistas, alegando difamación y manipulación de cifras de streaming.
En el Super Bowl, Lamar interpretó una versión censurada de “Not Like Us”, pero no dejó pasar la oportunidad de deslizar una frase directa: “Drake, I hear you like ‘em young”. Además, lució un collar con la nota “A menor”, una referencia tanto musical como personal hacia su rival. El público en Nueva Orleans coreó el estribillo con entusiasmo, consolidando la canción como un himno de la cultura pop.
Entre los bailarines del espectáculo apareció Serena Williams, sumándose simbólicamente al enfrentamiento. La tenista, originaria del sur de Los Ángeles, tuvo una breve relación con Drake en 2015 y años después fue mencionada en la canción “Middle of the Ocean” (2022), donde el rapero canadiense lanzó críticas a su esposo, Alexis Ohanian. La aparición de Williams sobre el escenario, bailando el icónico paso de los Crips, fue interpretada como una declaración de lealtad a Lamar.
Mientras tanto, Drake se mantuvo alejado de la controversia desde Melbourne, Australia, donde continúa con su gira de conciertos. Con “Not Like Us” resonando en el Super Bowl, Lamar cerró el capítulo de su rivalidad con una victoria tanto en la música como en el escenario.