
La sólida alianza entre Max Verstappen y Red Bull, una de las más exitosas en la historia de la Fórmula 1, atraviesa un momento delicado tras el complicado Gran Premio de Baréin. El vigente campeón mundial calificó la carrera como una “catástrofe”, luego de enfrentar múltiples problemas que lo relegaron momentáneamente al último lugar antes de cruzar la meta en la sexta posición.
El neerlandés lidió con sobrecalentamiento de neumáticos, fallas en los frenos y dos paradas en boxes con demoras significativas. Estos contratiempos encendieron las alarmas dentro del equipo, especialmente ante la posibilidad de que Verstappen reconsidere su futuro con la escudería.
Aunque el contrato de Verstappen con Red Bull está firmado hasta 2028, el asesor deportivo Helmut Marko ha confirmado la existencia de una cláusula de rendimiento. En declaraciones a la BBC, Marko indicó que dicha cláusula podría activarse “si no cumplimos con Max”.
Red Bull parece haber quedado por detrás de McLaren, Ferrari y Mercedes en términos de rendimiento, al menos en Baréin. “La preocupación es grande… se necesitan mejoras pronto para que Max vuelva a tener un coche ganador”, admitió Marko a Sky Sport Alemania.
A la tensión se suma el descontento público de Verstappen con una reciente decisión del equipo: el piloto le dio “me gusta” a una publicación de Instagram del ex F1 Giedo van der Garde, en la que calificaba como un “movimiento de pánico” la sustitución de Liam Lawson como compañero de equipo tras solo dos carreras.