En otro partido dramático, Andy Murray, junto a su compañero y amigo Daniel Evans, salvó dos puntos de partido que hubieran supuesto su anunciado adiós como profesional, y lograron clasificar a los cuartos de final de París 2024 al vencer a los belgas Sander Gille y Jonan Vliegen.

Murray y Evans celebraron como niños. Se habían visto al borde de la eliminación, con dos oportunidades de ganar antes del super tie break, pero los belgas resistieron, salvaron el contratiempo, ganaron el parcial y llevaron el desenlace a un dramático super desempate.

No fueron cinco puntos de partido como en la primera ronda ante los japoneses Taro Daniel y Kei Nishikori, sino dos, cuando el partido parecía perdido. A pesar de ser desplazado a la pista Suzanne Lenglen, la segunda, a una hora tardía y con muchas butacas vacías, Andy Murray se aferró al torneo olímpico. Lloró en su silla al final, cubriéndose la cara, retrasando una vez más su adiós.

Murray y Evans ganaron por 6-3, 6-7(8) y 11-9 después de dos horas y seis minutos. El campeón olímpico individual en 2012 y 2016, a sus 37 años y condicionado físicamente por innumerables lesiones y una prótesis de cadera, ilustra los valores del deporte: afán de superación, lucha y amor por el juego.

Los británicos están a un paso de la lucha por las medallas. Esperan al ganador del duelo entre los estadounidenses Tommy Paul y Taylor Fritz, y los neerlandeses Robin Haase y Jean Julien Roger.