Simone Biles logró su tercera medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París el sábado, al dominar la final de salto con dos ejecuciones casi perfectas. Su actuación le permitió obtener una ventaja considerable sobre la brasileña Rebeca Andrade, la campeona olímpica defensora y doble campeona mundial.

Después de haber ganado anteriormente el oro en equipos y en el concurso completo individual, Biles continuó su racha triunfadora en la primera de las tres jornadas de finales por aparatos. En esta jornada, también se celebraron los debut de Filipinas e Irlanda en la gimnasia olímpica con los oros del filipino Carlos Yulo en suelo y del irlandés Rhys McClenaghan en caballo con arcos, en un estadio parisino de Bercy que fue testigo de sus históricas victorias.

En el salto, Biles, consciente de la destreza de Andrade en esta especialidad, comenzó con el Biles II, el salto más complicado del código, que solo ella ejecuta con regularidad. Su ejecución del Yurchenko con doble mortal carpado fue la mejor desde su llegada a París, con un ligero desvío del carril que le valió una nota de 15,700. El segundo salto, un Cheng, le proporcionó 14,900 puntos, dando como resultado una media impresionante de 15,300, casi inalcanzable para sus rivales.

A pesar de que Andrade realizó dos saltos sobresalientes—un Cheng de 14,900 y un Amanar de 14,466—, el Biles II marcó la diferencia, asegurando el oro para la estadounidense. El bronce fue para Jade Carey, también de Estados Unidos, con 14,466 puntos.

Biles tendrá dos nuevas oportunidades para añadir a su medallero el lunes, cuando compita en las finales de barra y suelo. En la barra podría enfrentar una competencia más dura, mientras que en suelo es la favorita indiscutible. Con otro oro, igualaría los cuatro que ganó en Río 2016, donde también obtuvo un bronce.

Este domingo, Biles no competirá en la final de asimétricas, ya que no se clasificó para esa prueba.