Después de semanas de rumores que apuntan a que el vestuario del París Saint-Germain comienza a mostrar señales de cansancio con Luis Enrique, el técnico español se encuentra en una situación crítica. Tiene dos partidos por delante para tratar de calmar las aguas y salvar su puesto.

El exseleccionador español ofreció una rueda de prensa este jueves, un día antes del encuentro liguero contra el Auxerre, y, fiel a su estilo, se mostró desafiante ante la prensa, que en los últimos días lo ha señalado como uno de los principales culpables de los problemas del equipo. El PSG ha sufrido dos derrotas consecutivas en Europa y, además, un empate en la Ligue 1, donde históricamente ha sido el dominador absoluto, lo que ha avivado los rumores sobre tensiones en el vestuario.

“Este es un vestuario magnífico, diría que excepcional, con un nivel humano top y un nivel profesional excelente. No voy a responder a mentiras, falsedades o rumores”, declaró Luis Enrique en su comparecencia ante los medios.

El técnico se enfrenta a un reto inmediato. Primero, en el partido contra el Auxerre, donde el equipo necesita recuperar la fiabilidad que le ha caracterizado en la liga francesa desde el inicio de la temporada, pero que el empate ante el Nantes en la última jornada ha puesto en duda.

Sin embargo, la verdadera prueba de fuego llegará el martes en Salzburgo, donde el PSG se juega gran parte de sus opciones de supervivencia en la Liga de Campeones. Con solo una victoria, un empate y tres derrotas, el conjunto de Luis Enrique ocupa actualmente el puesto 25 en la competición, fuera de los puestos que dan acceso a la repesca.

Las cuentas del club son claras: dos victorias en los tres partidos restantes son imprescindibles para que el PSG no se quede fuera de Europa en una fase tan temprana, lo que sería un golpe sin precedentes desde la llegada del grupo catarí al club en 2012. Salzburgo se perfila como el duelo más accesible para el PSG, que se enfrentará al Manchester City el 22 de enero y cerrará la fase en Stuttgart.