Cuando Haas reveló su imagen en el espectacular evento de lanzamiento de la Fórmula 1 en Londres el mes pasado, lo hizo con un mensaje claro: “el equipo de la F1 de Estados Unidos”. La presentación incluyó un video protagonizado por el cantante de country Kane Brown, reforzando su identidad estadounidense.

“MoneyGram Haas F1 no es sólo un equipo. Es un símbolo de valentía, determinación y un empuje que define el estilo estadounidense”, proclamó la escudería.

Con licencia y propiedad estadounidense, respaldado por un patrocinador principal con sede en EE.UU., Haas ha mostrado progreso, pasando del último puesto en 2023 al séptimo en 2024. A medida que celebra una década en la F1, el equipo más pequeño de la parrilla parece estar en buena forma. Sin embargo, su posición como el equipo estadounidense por excelencia está a punto de ser desafiada.

En 2026, General Motors debutará en la Fórmula 1 con su marca Cadillac, presentándose como “un auténtico equipo de trabajo estadounidense”. Contará con el respaldo de Mario Andretti, el último campeón del mundo estadounidense (1978), y podría llevar a un piloto estadounidense a la parrilla, algo que Haas aún no ha logrado.

Aunque ahora hay tres Grandes Premios en EE.UU.—Miami, Austin y Las Vegas—, Haas no es el único equipo con fuertes lazos con el país. Williams pertenece a la firma neoyorquina Dorilton Capital, Red Bull cuenta con Oracle como patrocinador principal y, a partir de 2026, con una asociación de motores con Ford. Además, varios equipos tienen socios comerciales estadounidenses de gran peso.

El exjefe de equipo de Haas, Guenther Steiner, ahora sucedido por Ayao Komatsu, sugirió que la nacionalidad de un equipo no es un factor determinante para los aficionados, con la única excepción de Ferrari, cuyo legado trasciende cualquier otro en el deporte.