Los Chargers de Los Ángeles anunciaron este miércoles la salida de Joey Bosa, poniendo fin a su etapa de nueve temporadas con la franquicia.

La decisión, que se tomó a pocos días del inicio del nuevo año de la liga, era previsible debido al alto impacto de su contrato en el tope salarial y su historial de lesiones. Con su salida, los Chargers liberan 25,36 millones de dólares en espacio salarial, reduciendo significativamente su carga financiera.

Seleccionado en la tercera posición del draft de 2016, Bosa fue el último jugador en la plantilla que había formado parte del equipo en San Diego. En 2020, firmó una extensión de contrato por cinco años y 135 millones de dólares, convirtiéndose en el defensivo mejor pagado de la liga en ese momento.

A pesar de su talento, las lesiones marcaron las últimas temporadas del linebacker. En 2023, solo disputó 14 partidos, nueve como titular, y registró cinco capturas, su cifra más baja en campañas de al menos 12 juegos. Problemas físicos en la cadera, la espalda y el pie limitaron su rendimiento, llevándolo a perderse siete encuentros en la última temporada.

Con 72 capturas en su carrera, Bosa se despide como el segundo mayor cazamariscales en la historia de la franquicia y uno de los más destacados de la liga desde su llegada a la NFL. Ahora, los Chargers centrarán su atención en retener a Khalil Mack, quien por primera vez en su carrera es agente libre sin restricciones.