
Uno de los grandes nombres del ciclismo mundial está decidido a conquistar uno de los pocos títulos que aún se le resisten.
Tadej Pogacar mantiene una compleja relación con la Milán-San Remo, una carrera que ha intentado dominar sin éxito en varias ocasiones. A pesar de sus constantes ataques, el esloveno aún no ha logrado imponerse en La Classicissima, la prueba de un día más larga de Europa y la primera gran cita de la temporada.
“La Milán-San Remo es probablemente la carrera que me atormentará por más tiempo”, admitió el tricampeón del Tour de Francia a finales del año pasado.
Este podría ser el año en que Pogacar rompa su mala racha. En ediciones anteriores, ha intentado desmarcarse en la subida del Poggio, el ascenso corto pero exigente que precede la recta final de la carrera de casi 290 kilómetros. Sin embargo, la pendiente moderada de esta sección ha permitido que sus rivales se mantengan a su rueda y lo superen en el descenso hacia la meta.
Ante este panorama, Pogacar podría optar por atacar en la Cipressa, la penúltima subida del recorrido, ubicada a poco más de 20 kilómetros de la llegada. Aunque históricamente este ascenso no ha sido determinante en la carrera —la última vez que definió la competencia fue hace más de 30 años— hay señales de que el esloveno está dispuesto a intentarlo.