
La presencia de Carlos Alcaraz en el Masters 1000 de Madrid sigue rodeada de incertidumbre. A pesar de ser la gran figura del torneo, el tenista murciano aún no ha confirmado su plena recuperación de las molestias musculares que sufrió en la final del torneo de Barcelona ante Holger Rune, y que han encendido las alarmas en su entorno.
Desde su llegada a Madrid el lunes, Alcaraz ha cumplido con una apretada agenda de compromisos sociales y comerciales. Sin embargo, aún no ha entrenado en la Caja Mágica, lo que incrementa las dudas sobre su estado físico. Aunque tenía previsto ejercitarse este miércoles, su nombre no apareció en el programa oficial de entrenamientos.
“Físicamente me encuentro bien; me he hecho pruebas y vamos a ver qué dicen los resultados. Esperemos que pueda disfrutar el torneo y jugar en Madrid”, declaró el jugador en la presentación de una serie documental sobre su vida producida por Netflix. La frase, aunque optimista, no disipa completamente la preocupación.
El número tres del mundo ha jugado diez partidos en apenas doce días, incluyendo su reciente participación en Montecarlo —donde fue campeón— y en Barcelona, donde fue finalista. Con Roland Garros en el horizonte, Alcaraz y su equipo parecen estar evaluando cuidadosamente los próximos pasos.
Este jueves tiene previsto hablar con los medios. Si todo marcha según lo planeado, Alcaraz debutaría el sábado en la segunda ronda del torneo, enfrentando al ganador del duelo entre Yoshihito Nishioka y Zizou Bergs.
Mientras tanto, el murciano ha sido visto en actos como la presentación del nuevo estadio de la Caja Mágica en el Ayuntamiento de Madrid, en el lanzamiento de su serie en Netflix, en la presentación oficial del torneo y en la gala de los Premios Laureus. Pero su raqueta, de momento, sigue guardada.