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Grito homofóbico, crisis que desborda estadios de México

Agencias

El grito “¡eeeeeh putoooo!”, que comenzó como burla a un portero hace más de 20 años, se ha convertido en un problema que rebasa a la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) y atenta contra los colectivos de la diversidad sexual.

Costosas multas y el bochornoso castigo de jugar un partido a puerta cerrada contra Jamaica en septiembre pasado no han bastado para que miles de aficionados desistan del ofensivo gesto, forzando a la FMF a innovar medidas para prevenirlo y sancionarlo.

El partido del domingo contra Costa Rica y el del próximo miércoles contra Panamá, ambos por el clasificatorio de Concacaf para el Mundial de Catar-2022, se están jugando en el estadio Azteca ante un grupo controlado de 2.000 asistentes que la FMF podrá penalizar si lanzan el polémico grito.

Para ello, la Federación recabó datos personales y del boleto de cada aficionado y los identificó con un código QR que permite detectar a los infractores y desalojarlos.

Quienes sean sorprendidos no podrán ingresar durante cinco años a los estadios operados por la FMF.

Tan severo seguimiento salvó a la selección mexicana de jugar dos partidos a puerta cerrada, como había dispuesto inicialmente la FIFA.

Para el juego contra Estados Unidos, del 24 de marzo, el dispositivo se probará con una multitud más grande de 35.000 o 40.000 aficionados.

Mayoría permisiva

Pero la experiencia reciente demuestra que la afición local no deja el grito homofóbico ni en sus estadios ni en Copas del Mundo, pese al intenso debate generado en el país.

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) ha reprobado el gesto; mientras la Suprema Corte determinó que las expresiones que buscan “inferir que la homosexualidad no es una opción sexual válida, sino una condición de inferioridad, constituyen manifestaciones discriminatorias”.

Referentes del fútbol mexicano como el entrenador Miguel Herrera, exseleccionador del Tri, sostienen que es parte del “lenguaje coloquial”, mientras que el exportero Oswaldo Sánchez, quien motivó el grito en 1999, no lo considera “homofóbico, ni ofensivo”.

Ignorarlo, validarlo y normalizarlo, como hacen Herrera y Sánchez, resulta una agresión para las minorías sexuales que también siguen y practican el deporte, dice Andony Bello, futbolista homosexual.

Creador de la marca “Tri Gay” (selección mexicana integrada por futbolistas amateurs de diversidad sexual), Bello critica que sean pocos los que dan batalla.

“Sólo un pequeño sector está molesto por los gritos homofóbicos. ¡Ese es el problema! ¡Que sólo seamos un pequeño sector el que nos estamos indignando!”, dijo a la AFP.

Bello, capitán del “Tri Gay” entre 2007 y 2014, sostiene que permitir el grito y los insultos homofóbicos en los estadios contribuye a que la gente considere “que es natural y que está correcto” usarlos siempre.

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